Los bomberos de Río Grande, Voluntarios o profesionales, a quienes siempre se elogia por su determinación y arrojo pero rara vez por su sabiduría, han despreciado la combinación incendiaria de la chispa con el viento y han permitido, después de 15 días, que las llamas vuelvan a cobrar vida, esta vez, para arrasar con gran parte de la empresa Soda Sur, cercada desde hace años por la cartonera pretensiosamente llamada “recicladora”.
A esta altura ya deja de ser curioso el dato de que una “cartonera” tenga requisitos tan laxos para funcionar pese a los riesgos ambientales que su actividad implica, y esto mismo se advierte en los controles que se ejercen sobre tal actividad que algunos califican de “social” pero que en el fondo es “peligrosa” si los elementos inflamables que maneja no son manipulados con responsabilidad y normas ambientales serias.

Lo que si resulta curioso, ante los hechos consumados, es el ¿Desprecio? o ¿Impericia? De los bomberos por sofocar definitivamente las llamas. Se anunció hace 15 días atrás y el pasado 10 de diciembre, cuando las llamas se reavivaron, que el incendio “esta controlado”. Anoche mismo, cuando desde Soda Sur llamaron a los bomberos para advertir sobre nuevas llamas alumbrando la oscuridad del Parque Industrial, la respuesta fue “tranquilos, no hay ningún peligro”.
Pero…. El peligro estaba latente y hoy al mediodía se volvió a despertar con la misma voracidad que hace 15 días atrás y con la ayuda del viento, que los fueguinos e incluso los bomberos conocen, el fuego se concentró en las instalaciones de la distribuidora Soda Sur.
Llamativamente, no había guardia de ceniza ni servidor público cerca por lo cual la acción de los bomberos para combatir las llamas demoró más de 40 minutos.
La demora fue letal dado que le permitió al fuego ganar fuerza e intensidad y el resultado se traduce en pérdidas millonarias para la Distribuidora Soda Sur que ahora deberá ver como se mantiene en pie y sostiene los puestos de trabajo que ascienden a unos 14 trabajadores.
