UN POCO DE HISTORIA
En la década del 70 la parte argentina de la Isla Grande de Tierra del Fuego era habitada por algo más de 13.000 personas en total sumando los residentes en Río Grande, Tolhuin, Ushuaia y las zonas rurales. De esos 13.000, más de un cuarto de las personas pertenecían a la población rural, es que, desde el establecimiento de los primeros pobladores hasta la década del 70, el trabajo que predominaba era en el campo. Aunque el sector hidrocarburífero se venía explotando desde inicios de la década del 50, la producción ovina seguía siendo la reina del momento.
La distancia, el clima y la poca infraestructura hacían muy hostil la vida en el territorio más austral de la Argentina. Quienes llegaban en busca de trabajo, en su mayoría ciudadanos chilenos, fueron quienes sentaron en gran parte las bases de la sociedad fueguina, sobre todo en la zona norte.
En aquel momento, aunque la vida no era fácil, el problema no era el empleo, ni la calidad de vida. El Gobierno Nacional veía venir otro problema más de fondo: el de la identidad nacional.
El conflicto territorial latente con el país vecino que estallaría años después, sumado a la disputa, hasta el momento diplomática, con el Reino Unido por las Islas Malvinas, hicieron que las autoridades activen la intención de generar un crecimiento demográfico significativo en la isla. La población, el arraigo y la soberanía serían claves para los años que se venían.
De allí surge la sanción de la Ley 19640, un régimen económico y fiscal que tenía como objetivo atraer empresas de la industria electrónica para de esa manera generar empleo y lograr finalmente esa migración de toda la Argentina hacia la Isla Grande de Tierra del Fuego.
De los 13.000 habitantes que tenía la isla a inicios de la década del 70, llegamos a más de 26.000 para 1980, es decir, que la población efectivamente creció en un 100% en menos de 10 años. 13.500 nuevos fueguinos.
La década del 80 fue de las más prósperas para el territorio que aún no era provincia. Según cuentan quienes vivieron la época, “las personas llegaban en avión y las empresas iban a ofrecerte trabajo al aeropuerto”. Suena raro en este momento en el que el trabajo escasea y el paradigma laboral cambia, pero así era en Tierra del Fuego.
El boca en boca, el rumor de que en la isla sobraba el trabajo atrajo aún a más personas en búsqueda del futuro que en el continente no había y para 1991 la población ya había aumentado nuebamente, pero esta vez un 150%, llegando a casi 70.000 fueguinos.
Las políticas desindrustrializadoras del menemismo hicieron mella en todo el país, y Tierra del Fuego, flamante provincia argentina, no fue la excepción. Las políticas de apertura de importaciones y privatizaciones dejaron al sector productivo en una situación terminal, sin embargo, la industria fueguina supo resistir el embate, con pérdidas significativas, pero siguió adelante.
El inicio de los 2000, sobre todo el 2001, año en el que contábamos con una población de más de 100.000 personas, la crisis golpeó aún más el sector productivo, pero a mediados de la década llegó la reactivación. Con algunas políticas de fomento a la industria y el empleo, sumado a la alta demanda de productos debido al crecimiento del consumo interno, la producción fueguina se encaminó hacia su nuevo “boom”.
El 2010 fue el pico más alto de producción. Aquello que se vivió en los 80 volvía a respirarse. Allí la provincia llegó a contar con más de 127.00 habitantes nacidos y llegados al calor de la criticada ley y el subrégimen industrial.
El último censo (2022) lanzó el dato de que en Tierra del Fuego AIAS residían de manera permanente más de 190.000 personas. Es decir, que la provincia creció amparada por la 19640 desde 1972 a 2022 en un 1500%, un número inédito para la Argentina.
Hoy, desde la política nacional se critica el beneficio fiscal señalándolo como un gasto, pero si analizamos si el objetivo inicial fue cumplido, tenemos que decir que sí. Y con creces.
No solo creció demográficamente de manera exponencial, sino también se logró el establecimiento de distintas industrias, el fortalecimiento de la infraestructura y lo fundamental, el arraigo y la identidad nacional.
LA COYUNTURA COMPROMETE NUESTRA INDUSTRIA Y SOBERANÍA
El ataque sistemático nos alarma ya que se ponen en juego miles de puestos de trabajo directos e indirectos, pero no perdamos de vista lo que aparece en el horizonte. Quienes vivimos en Tierra del Fuego cumplimos un rol fundamental en lo que respecta al ejercicio de la soberanía. ¿Por qué el Gobierno Nacional busca golpear a Tierra del Fuego? ¿Será que prepara el terreno para entregar esta zona fundamental en el mapa geopolítico mundial?
La medida de apertura de importaciones y baja de aranceles a productos importados no llega en cualquier momento. Hace algunas semanas el Jefe del Comando Sur de Estados Unidos arribó a la ciudad de Ushuaia para analiza en conjunto con fuerzas nacionales el establecimiento de una base conjunta.
En momentos en el que deberíamos protegernos en todos los sentidos, económicos, productivos, territoriales, nuestro gobierno nacional abre las puertas al saqueo y la entrega, desprotegiendo a quienes habitamos la Argentina.
La lucha por los recursos naturales es lo que se viene a nivel mundial, y gran parte de esos recursos se encuentran en la Antártida. Por eso es inadmisible que, a falta de 20 años para que caduque el Tratado Antártico, dejemos poner un pie en nuestra casa al imperio más poderoso, que sabemos que no tiene buenas intenciones, más bien ostenta una vocación colonialista en todo el mundo.
En un momento en el que los Estados suben aranceles a productos importados, protegen la industria nacional y protegen celosamente sus territorios, la Argentina (pretendiendo ser parte del mundo) va en la dirección contraria.
La entrega y el vaciamiento no son el camino del progreso, el futuro es la protección de nuestros recursos y la explotación de los mismo para beneficio de los argentinos.
A 53 años del nacimiento de la Ley 19640 es fundamental hacer memoria y repasar la historia para analizar dónde comenzamos y a dónde estamos actualmente. ¿Puede mejorarse la 19640 y sus alcances? Sin dudas. Pero eso no puede hacerse a costas del empleo, la industria y la soberanía argentina.
*Por Luis Vargas.-